12 diciembre 2016

El destino como cruel paradoja

FIOL CUESTIONA LA HISTORIA DEL PROGRESO BASADO EN LA TECNOLOGÍA

José Fiol. Reach for the Stars. Galería Fran Reus, Palma - Hasta el 31 de enero de 2017

Todos recordamos con horror la tragedia del Challenger, ocurrida el 28 de enero de 1986. El cohete que propulsaba aquel transbordador espacial sufrió una explosión a los 73 segundos del despegue y el transbordador cayó al océano. Los siete tripulantes murieron en el impacto que desintegró la nave en el mismo inicio de la que debería de haber sido su décima misión. La televisión difundió por todo el mundo las imágenes de un desastre que cuestionó gravemente la idoneidad de los controles de la NASA e interrumpió los vuelos espaciales durante dos años. La hegemonía espacial norteamericana, lograda en los sesenta a partir del vuelo orbital de John Glenn y de la llegada a la luna de Armstrong, Aldrin y Collins, estaba de nuevo en tela de juicio.

José Fiol, que antes se ha fijado en otros escenarios de la muerte, esta vez posa su minuciosa mirada en las figuras de aquellos siete astronautas fallecidos. La reproducción de sus retratos promocionales oficiales al óleo sobre dibond nos devuelve solo en parte el espíritu de progreso científico y humano que inspiraba aquellas aventuras, y aquella en particular, que significativamente incluía en la tripulación a Christa McAuliffe, profesora de Secundaria, como parte de un programa de integración de personas civiles en los programas de la Agencia. Digo que nos devuelve ese espíritu solo en parte porque están las sonrisas y están todos los iconos: los uniformes, las insignias de la NASA, los cascos, las maquetas del transbordador… pero no está la vida. El blanco y negro contradice el propagandista optimismo de los protagonistas, y las leves veladuras de color, inspiradas de manera más o menos gratuita por los experimentos cromáticos de Fiol con las cartas astrales de los retratados, les otorgan una calidad fantasmal que afecta de forma inquietante a nuestra percepción de las mismas figuras retratadas, pero también del acontecimiento histórico en sí. Los héroes celebrados pasan así a ser personas dignas de conmiseración, vidas truncadas que permanecen flotando detenidas en el tiempo del retrato oficial, crueles instantáneas anticipadas de la tragedia.

Hoy un asteroide y decenas de escuelas en toda América llevan el nombre de McAuliffe, cuya trayectoria fue objeto de un documental en 2006. Su lema vital y pedagógico era reach for the stars: ‘alcanza las estrellas’. Las trágicas circunstancias del siniestro y la irrupción de la astrología en el entramado conceptual de la obra le confieren a todo el conjunto un tinte paradójico, casi sarcástico, que no deja de estar presente en las sonrisas fosilizadas, un poco grotescas, de los astronautas que nos miran desde los óleos de Fiol, iluminados por la luz espectral de su destino. El Mundo-El Día de Baleares.


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